Erika Reginato, Campo Croce Antología de poesía en español
Erika Reginato, Antología poética. Campo Croce “Con delicadeza y recóndito temblor” está escrita esta poesía, señala el poeta Jesús Alberto León |
CAMPOCROCE DE ERIKA REGINATO
padre del trigo y de la nieve
Vicente Gerbasi trajo en largos versos memorables a sus padres desde el sur y cruzando el mar Tirreno, hasta Canoabo, una aldea olorosa de las largas montañas del estado Carabobo, en la Venezuela solarieg. Mi padre el inmigrante —de él hablamos— pertenece a la estirpe de la gran poesía de la regionalidad univer-sal ninguna otra obra poética ha propuesto esa búsqueda de nuestros ancestros inmigrantes para enraizarlos en la tierra que los recibe y mezclarlos con su historia y su geografía como conjunción de la sangre y el sentir. Nacida en Venezuela,Erika Reginato, y como Gerbasi hija de padre italiano (de Campo Croce, en las laderas del Monte Grappa, al noreste extremo de la Península) ha retomado, bien que con menos ambiciones (es decir, con la modestia de quien se inicia en el muy inocente y muy peligroso menester que advierte Hölderlin) esa aislada y hasta ahora solitaria motivación gerbasiana, en un libro que confiara meses atrás a Monte Ávila Editores al que ha llamado Campo Croce y en el cual reúne varios poemarios (uno de ellos inédito) donde escuchamos, en un lenguaje sostenido y monocorde, la evocación al padre muerto en la patria del trigo y de la nieve de la alta Italia del sur y cuyos huesos se confunden con la memoria y sus cenizas con las de los demás familiares que viven después de morir en la voz de la poeta a la orilla de los pueblos, en la ingrimitud de las iglesias y camposantos, a lo largo de los caminos del tren, los barcos y las hormigas y donde tiene lugar un reencuentro vivido y deseado, añorante y presentido, de paño de lágrima, de velo enlutado y de pañuelo de adiós, que goza de un lenguaje decantado, esquivo a toda literatura, sin sucio retórico, sin basura verbosa, de estilo seco de tan limpio, como que su autora, la poeta Erika Reginato, ha querido cuidar con esmero la idea fija que es forma y sustancia de su libro para no distraerse en digresiones o en seducciones preciositas. Desde 1999, fecha de Día de San José, su primera creación, a la que sigue Campo Croce, —el cual da nombre a la summa o selec-ción antológica—, hasta el inédito de Los elegidos, Erika insiste en ir a la búsqueda de sus ancestros en un viaje geográfico y memo-rioso, corpóreo y emotivo entre voces de infancia y de primera y última vida, a la luz de los trópicos y bajo la noche blanca de los inviernos de Monte Grappa. Invocando a los suyos (y sobremanera al padre, un refractario, un rebelde antifachista) la poeta se mira a sí misma, vulnerada y protegida, como si al hacerlo contemplara en su memoria a los espíritus lares y los sustrajera de la lectura común Nuestra sombra iluminada su desaparición y caída en el gran vacío. En esa búsqueda se pierden las fronteras reales o fingidas, se anula el tiempo cotidiano de nuestro ser y se hace presente el tiempo sin tiempo de los ausentes. El instante ya ha sucedido; hay algo físico, táctil, sentido o por sentir en esta poesía escrutadora de espíritus, de cuerpos de aire.
Asistimos a un encuentro, a un entrelazamiento de
existencias y de almas, el del propio testimonio y el que acerca el pasado al
oído de la frase de Erika Reginato
Padre/ tu sombra me cubre de calor./ Bajo la tierra/ caminas
len-tamente./ En silencio/ te diré/ el peso de mis manos,/ de mis ojos./
Déjame respirar sobre las cenizas,/ verte sin sentir dolor,/
tocar tu rostro/ en el precipicio,/ en el humo./Padre/ en un cuarto gris/
reposan tus piernas,/ tu desolación,/ tus más ocultos temores./ Esta noche
encenderé las velas./ Anunciaré lo profundo.
Lectora y traductora, Erika Reginato ha frecuentado a
Unga-retti en una tesis de grado que ha merecido su publicación; se ha detenido
en Giovanni Pascoli, el dulce poeta de los campos y los pueblos tocados por la
dorada luz del otoño italiano y ha acercado a nuestra lengua a los poetas
contemporáneos Milo De Angelis y Davide Rondoni (ambos editados por Monte
Ávila) y de caro recuerdo en los festivales mundiales de poesía .
“Con delicadeza y recóndito temblor” está escrita esta
poesía, señala Jesús Alberto León en el prefacio de Campo Croce. Nunca fue más
exacta la definición del arte poético de la hija de Italia y Venezuela. Que
Gerbasi la celebre desde su callada e invisible presencia. ¡Qué próxima ha de
sentirla, qué íntima de la patria que es ahora su alma!
Antología de Poesía de Erika Reginato.
RispondiEliminaLas calles de Bolonia
"Sii la misura, sii il mistero"
GIUSEPPE UNGARETTI
Déjame apartar un momento
para verte y rezar todas las mañanas
de tu visita.
Sé
que nada es imposible,
una vida nueva
aleja los sufrimientos.
Tu canto llega al sueño
y se difunde como la tempestad
por las calles de Bolonia.
También aquí te quedas
con la brisa que te arranca la bufanda.
Bajo este arco
siempre te encontraré
con el abrigo azul
y el sonido en tu rostro.
Me acompañarás
expuesto a la vigilia.
Escucharé en lo alto las resonancias,
la dirección del tiempo,
el aroma del cedro,
la humedad de la carretera.
Albergo la brisa del destino.
El alba tiene su esplendor
El alba tiene su esplendor.
En esta habitación las hormigas callan
han alejado la sed.
Escucho la voz del tiempo,
los sueños,
el verbo,
el estruendo golpear las ventanas.
Camino de puntillas en la madera,
guardo las ciruelas en el baúl,
el vuelo del trigo sobre el pantano.
Despiértame cuando haya pasado el invierno:
entonces comprenderé el sigiloso clima
que cubre la casa.