Circulo de poesía. EL POETA Milo De Angelis INTRODUCE Los Elegidos , de Erika Reginato
CÍRCULO DE POESÍA
Poesía venezolana: Erika Reginato
01 oct 2014La poeta venezolana Erika Reginato (1977) recibió el Premio Internacional Ciudad de Marineo de la Fundación Cultural Giocchino Arnone de Sicilia. Presentamos algunos poemas de Reginato así como una reseña de su poesía escrita por el poeta Roberto Cogo.
LOS ELEGIDOS, LA VISIÓN DEL VIAJE
El pasado 7 de septiembre, la comisión dirigida por Salvatore di Marco y el presidente de la fundación cultural Guido Fiduccia, reconoció la obra extranjera de la poeta Erika Reginato: Los Elegidos (Gli Eletti-Los Elegidos, Raffaelli, Italia, pag 120, 2013-2014), con el 40º Premio Internacional Ciudad de Marineo de la Fundación Cultural Giocchino Arnone en la isla de Sicilia.
La visión y el viaje son la base de gran parte de los textos contenidos en el nuevo libro de Erika Reginato. Se inicia con la citación de unos versos de Dino Campana propuestos en el recorrido poético que parece confirmar cada imagen: “En el violeta de la noche escucho canciones de bronce. La celda es blanca, /colmada de un torrente de voces que mueren en las angélicas cunas…”
Es claro, que en el panorama poético italiano, la poesía de Campana se considera como una especie de anómalo fulgor visionario, incluso aun poco comprendido y aislada de su enigmática potencia e importancia. Los tres mentores elegidos por Erika Reginato, sello de su poesía son: Milo De Angelis, Franco Loi, Dino Campana. Cada uno de ellos representa en su propia dimensión, un cristalino ejemplo de escritura personal y creativa, por estilo e impacto al lector.
Es una escritura fuertemente relacionada con el mundo que la circunda y a la historia que la impregna, una escritura, estrechamente enlazada al sueño y a la visión que amplían la perspectiva dilatando la carga semántica y simbólica.
La visión mezclada al insomnio, tiene un sentido concreto de la realidad presente y a la parábola de sus vivencias. Mientras el tema del viaje o del recorrido, en su tensión del límite y de las fronteras, llega a proponerse la desmesurada mitad que, como nos dice Erika, “al final quisiera encontrar a Dios”. De esa forma es que las acciones del presente y las visiones del futuro, por más que sean inestables e inciertas, nos acompañan al pasado, sostenidas por la memoria que, escribe Erika: “no nos abandona”. Es en ese momento que, a veces, el tono de esta poesía densa y compacta se hace casi profética – haciendo prevalecer una atmosfera de ardiente espera.
El agua, la música, el sueño, la espera del amado se funden en un único palpitar en el respiro del verso dilatado y comprimiendo rítmicamente profecía y destino. El lirismo amoroso de la poesía de Erika está acentuado por la penetración de la memoria, por las raíces de un pasado familiar lleno de viajes y abandonos. Un velo visionario envuelve toda esta materia latiente, filtrando la continua intermitencia de las veredas y de las imágenes. Lo que tiene unido el todo es la música, donde, el resonar (un verbo muy usado por Erika) de los versos, son de un profunda conmoción religiosa (religión=vinculo).
El poema dedicado a Edoardo Sanguinetti, casi al final de la selección, revela la absoluta extrañeza de Erika Reginato en los “formas” internos y a los “campanilismi”(referencias del movimiento poético órfico de principios del 900 italiano, que señalan al dios del sueño) provinciales presentes ya desde hace tiempo en la poesía italiana. Erika está a la larga buscando la mejor dirección, es decir, aquel trato supremo de intensa suspensión del instante el cual se incorpora a la palabra para hacerse poesía. Cada prejuicio permanece ausente en su mirada y en su búsqueda.
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