Del libro En la costa de cacao- Sulla costa di cacao di Erika Reginato
Crónicas del Olvido
EN LA COSTA DE CACAO, DE
ERIKA REGINATO
**Alberto Hernández**
1.-
³Pero fue el cacao, el aromoso mundo oscuro
de ese fruto, el que enamoró a aquel peregrino, padre de quien hoy hace en
versos el recorrido de su aventura tropical. A la absoluta presencia de una
región en la que por años se estableció el hombre, quien con sus callosas manos sembró el vigor de aquel viaje, de
aquella épica que sigue siendo memoria y labor en las costas de Venezuela.
En el vientre del cacao hay todo un mundo.
Desde su color, desde el útero del fruto la relación del aroma futuro, la del
sabor antiguo que ha sido macerado por las distintas voces o lenguas del globo
terráqueo. Desde aquí, desde este rincón de calor y brisa, el italiano Giuseppe
arbitró su destino, tanto que sus huesos vinieron a ser abono para seguir dando
memoria al interminable viaje hacia el cacao, hacia la costa donde nace el otro
mundo, ese trozo de Occidente tan apreciado.
El hombre se acerca a las olas y pisa la
tierra húmeda. Entra en el bosque de hojas y ramas. Entra en el poema que será
el fruto, el que se canta con su sabor y su aroma. La espesura del monte, la
tierra mullida, el color del viento. El olor rural de la mirada. Todo está en
estos versos que Erika Reginato ha escrito desde Choroní, enclave cacaotero
como casi toda la costa venezolana. Sentada frente a la iglesia ve el montón de
cacao para ser regado bajo el sol. Sentada frente a la selva mira el río
convertirse en mar. Sentada frente al padre ve el cacao brotar de sus manos.
“La luz dilata el silencio/ anuncia el
extravío/ la hora de llegada, / la del retorno.// Aparta los riscos del viaje/
el ruido que se muere en tu cuerpo…”
El padre respira desde la memoria del mismo
fruto. El poema es la referencia de quien estuvo, de quien viajó y se
estableció para saber de la Tierra de Gracia que siempre dice el texto.
“El peregrino recorre esta tierra/ riega
las semillas de cacao, / en cada esquina/ recoge el perfume del atardecer.//
Descubro la voz del peregrino/ en el tejido ancestral”.
Habla el poema desde el clima de esta parte
del mundo. Habla el poema con el mismo acento de quien siembra el cacao y lo
cosecha. El padre, el que vino de lejos, es parte ahora de esta costumbre. Es
el poema vivo que a cada instante se predica desde los versos. El cacao es
parte de su sangre. El texto escrito en español se hace italiano como quien
llegó para hacerse español desde el idioma que hizo del cacao versión mestiza,
pasión de canto y labor.
“Dice mi padre/ en esta Tierra de Gracia/
todo lo tendrás”
Y lo tuvo, el milagro de ser cacao también,
ubre de la semilla. Segmento de la tierra. Vocabulario de Choroní, de la selva
que baja al mar y se convierte en siembra, en registro de la fruta para extraer
las semillas y extenderlas en el suelo.
2.-
El pie recién llegado camina por la
intrincada tierra. Reconoce en la clorofila la mirada asoleada del recién
llegado, del deslumbrado en su extravío tropical. La poesía crece como las
plantas milagrosas del cacao.
“Todo nace en la hojarasca/ bajo nubes que
esparcen/ hilos de agua/ en el rostro del peregrino (…)
Mi corazón es una brújula”.
Una naturaleza poderosa se instala en el
hombre, en el que lleva acento lejano y se instaura en el de este trópico absoluto, abierto al
recibimiento de la mano que labora. De los ojos que descubren un mundo nuevo
lleno de aromas y sabores.
“Extiendo los granos de cacao/ apenas crece
el sol/ en la plaza donde penetra/ el sabor de los deseos (…) En la Tierra de
Gracia/ cada hoja indica un camino…”
3.-
La muerte también es crecimiento, siembra y
cosecha. El extravío físico del peregrino. La pérdida, la ausencia. La
presencia invisible advertida en el texto. No obstante, el aroma, el color, el
sabor sigue en el cuerpo advertido del hombre que una vez estuvo y ahora se
disemina en la hojarasca, en el poema, en el bosque de frutos colgantes. En el
sonido cercano del mar.
“Padre no me abandones/ en esta hora
difícil de mi existencia/ / Tengo el tórax dorado, / un bálsamo dulce en la
piel, / unas piernas que se han congelado/ en mi ausencia…”.
Entonces, la Gran Madre, la naturaleza, la
extensión graciosa de la tierra, la verdad del paisaje, sus rumores y
silencios, hacen fuerza para que quien clama siga su existencia.
Por eso, “En el bosque más espeso/crece la
semilla gigante/ de Dios”.
Y así continúa el periplo del afecto por el
cacao, la memoria instalada en Choroní, en el lugar del encuentro y la pérdida.
En el lugar donde florece el eco de estos poemas.
Y sigue su talante:
“Los buscadores de cacao/ hablan el lenguaje
del aire, / el del silencio/ ellos mueven las nubes…”
“En la costa de cacao” sigue la vigencia
del hombre, la del padre, la del peregrino, la de la muchacha que sigue
escribiendo el poema que nunca se agota.
(En
la Costa de Cacao fue publicado por Kalathos Ediciones de Madrid, España,
en 2018) . Erika Reginato (Caracas, 1977). Poeta, ensayista y traductor
ítalo-venezolano. Licenciado
en Literatura (Universidad Central de
Venezuela). Publicó en español el Día de San José
(1999-2001), Campo Croce. Antología poética
(2008) y el ensayo: Cuatro estaciones para
Ungaretti (2004). En
Italia, versión bilingüe Campocroce 2000-2007 (2008), Gli Eletti (Los
Elegidos, Raffaelli
Editore, 2013), Día de San José (Raffaelli editore, 2016). Tradujo y
publicó en una versión bilingüe: Antología
de Poo Milo De Angelis, (2007), Davide
Rondoni. El bar del tiempo y otros poemas
(2008), Caminos del agua. (Antología de poetas
italianos contemporáneos, 2008), El trazo
infinito del universo. (Antología de 28 poetas
italianos de finales del siglo XX, 2013).
Beca de la Embajada de Italia en Venezuela (Centro
de Poesía Contemporánea de la Universidad
de Bolonia, 2009-2010). Su poesía fue
reconocida con el Premio Internacional
"Città di Marineo 2014". Sus poemas se encuentran
en antologías italianas: La nueva poesía
latinoamericana (selección del poeta Loretto
Rafanelli, 2015) y Poesía latinoamericana
joven (selección de Mario Meléndez, editor de
Rafaelli, 2015). Su último libro bilingüe
es En la costa de cacao. En la costa del cacao.
(Editorial Kalathos, Madrid, 2018). ... del Poeta Alberto Hernàndez
Alberto Hernández es un docente,
periodista, poeta y narrador venezolano.
Nacido en Calabozo (Guárico) en 1952, es
autor de libros de poesía, cuentos,
crónicas y novelas, entre los que destacan,
en poesía, “Última instancia”, “Párpado
de insolación”, “Bestias de superficie”,
“Intentos y el exilio”, “Puertas de Galina”,
“Poética del desatino/ aforismos”,
“Slovenia”, “El poema de la ciudad”,
“Stravaganza, “70 poemas burgueses” y
“Ropaje”. Es también autor de las novelas
“La única hora” y “El nervio poético”
(ganadora del Premio XVII Concurso Anual
Transgenérico de la Fundación para la
Cultura Urbana, Caracas, 2017) y de los
cuentos “Fragmentos de la misma memoria”,
“Cortoletraje”, “Virginidades y otros
desafíos”. En crónicas: “Valles de Aragua:
la comarca visible” y “Voces de la
memoria”.
Ha recibido varios premios nacionales y
algunos de sus libros han sido traducidos
al italiano, portugués, inglés, árabe y
poemas sueltos al alemán. Colabora con
medios nacionales y extranjeros. Vive en
Maracay (Venezuela).
|
Commenti
Posta un commento